Puertos en Bici

Puertos en Bici

Puerto de Las Batuecas



Puertos en bici viaja hasta la alquería de Las Mestas, perteneciente al municipio de El Ladrillar, en la comarca de Las Hurdes y al norte de Cáceres. Allí tomaremos la carretera SA-201, que nos conduce a La Alberca, adentrándonos en la provincia salmantina y más concretamente en la comarca de la Sierra de Francia.

Altimetría Puerto de las Batuecas


Altimetría: El puerto de Las Batuecas o puerto del Portillo es un puerto de pendientes bastantes constantes a partir de los 4.5 kilómetros. Los primeros compases de la ascensión, tras dejar Las Mestas nos servirán para ir tonificando los músculos, pero los últimos 9 kilómetros, con rampas entre el 6 y el 8%, nos exigirán un mayor esfuerzo y dedicación en este puerto que por su dificultad se aproxima bastante a un 1ª categoría.




Las Mestas
El que escribe. Inicio puerto.
Comenzamos la ruta en Las Mestas, dependiente del municipio de El Ladrillar, y con apenas 50 personas censadas. Lo primero que llama mi atención son algunos anuncios de una bebida energética y afrodisiaca, el ciripolen, a base de leche, miel y jalea real. No en vano, el inventor, de nombre Tío Cirilo, era originario de estas tierras.

Puerto de Las Batuecas
Una de las curvas del puerto
En la parte final de la ascensión no me hubiese desagradado echar un trago de este balsámico brebaje. Centrándonos en la subida, hoy me acompaña mi gran amigo Carlos. Aunque vivimos lejos, todos los años procuramos hacer alguna ruta juntos, en una afición que parte, como reza el encabezado del blog, de aquellos veranos en El Cerro.


Puerto de Las Batuecas
Panorámica de la subida
Tras remontar el Río Batuecas en una zona de frescor y sombras, nos vamos introduciendo en un entorno de alcornoques y pinares, donde empiezan a destacar la multitud de curvas de herradura, que nos van a permitir contemplar gran parte del puerto desde las proximidades de la cima.



Puerto de Las Batuecas
Carlos, en la cima.
Por la homogeneidad de sus pendientes, se puede subir a un ritmo muy constante, sin necesidad de mucho cambio de piñon. En esta ocasión, Carlos viene muy fino y como suele decirse me lleva a matacaballo. Tras poco más de una hora, arribamos al objetivo, en lo que sólo sería el principio de una jornada épica.